A BORDO DE PIES
Corro corro corro /Porque la vida es
villana, virtuosa, vil / Allí donde el exilio de cuántas penas / Las historias
se mezclan / La voz no escribe / La orina del miedo, el pedal de la Singer, los
recuerdos / Digo que hablo pero escribo.
Son el manojo
de algunos de los indicios con los que Griselda Gómez construye su imagen del
mundo. Un mundo en el que va y viene el recuerdo de Andalucía, Córdoba, desde
una primera persona del singular, pero también desde una voz colectiva,
nuestra. Derrame de historia que pluralmente va diciendo: no me lo contaron, juntos buscamos, ellos lo hacen por no olvidar.
Va y viene el
recuerdo de jugarse y juzgarse.
Derrame de un yo que asume la voz y grita por todos los que no abdican. Porque,
afirma, nadie puede lo que calla.
Griselda Gómez
con las palabras hace puentes, cruza, arma y desarma imágenes cargadas de
significación. Todo adquiere en lo escrito un impulso lírico que es apremiante
emoción, conciencia de soledad y percepción del tiempo.
Porque de lo
que se trata es de seguir viviendo, tanto en primera del singular como
colectivamente. Para ello hay que empezar a exorcizar el mundo, arrancarlo de
la docta e ignota apariencia y
convertirlo, como hace toda poesía, en una nueva realidad, traspasando el umbral,
convocando a los viejos poderes, reviviendo la liturgia verbal, diciendo la
palabra de vida.
María Laura Fernández
La Plata, 2012
EDITORIAL BABEL
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